Sinopsis
Una comedia digna de la propia Austen llena de sinvergüenzas, antepasados entrometidos y pretendientes muy insistentes cuya lectura transporta entre carcajadas a la época de la Regencia.
Tess es una actriz de segunda que ha crecido viendo películas de Jane Austen una y otra vez con su madre y soñando con trabajar algún día en una de ellas. Cuando por fin consigue el papel de protagonista en la adaptación de La abadía de Northanger, decide demostrar su valía. Pero hay un problema, y es que su guapo compañero de reparto, Hugh Balfour, no le deja espacio para destacar. Entonces, un accidente eléctrico hará, nunca mejor dicho, que «las chispas salten entre ellos». Ambos se verán trasladados a otra época en la que, para sobrevivir, no les quedará otra que cooperar, aunque sea a regañadientes.




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Al más puro estilo Lost in Austen (2008) -miniserie de la ITV protagonizada por Jemina Rooper y Eliot Cowan que narra el intercambio de vidas entre Elizabeth Bennet y Amanda, una fan de Orgullo y prejuicio que viaja desde el siglo XXI a la Inglaterra de Jane Austen-, Madeline Bell aborda su su novela utilizando un motivo argumental que recuerda a la producción británica, pero que dió como resultado una historia completamente original. Como nexo entre ambas, en las dos obras nos topamos con sendas heroínas que utilizan un hilarante flujo de conciencia para comunicarse con el lector.
De este modo, la protagonista de El affaire Austen, lo mismo te compara, con mucha comicidad, cualquier suceso que ocurre en el transcurso de la novela con las escenas que ésta recuerda de Emma, Orgullo y prejuicio o Sentido y sensibilidad, o te confiesa las impresiones que le despiertan los apretados pantalones que se ve obligado a llevar Hugh para conseguir ese aspecto característico de los caballeros de Regencia.
Tess y Hugh aterrizan en pleno año 1815, en el mismo lugar del Hampshire del siglo XXI donde estaban rodando La Abadía de Northanger. Casualmente, cerca de esa localización se encuentra la casa ancestral del guapo y seductor actor. Con estos ingredientes, ya se lo pueden ustedes imaginar, se organiza una ingeniosa comedia de enredo, 50% austenita y 50% shakesperiana, de la modernidad.
Por otro lado, desde mi punto de vista, la autora se coronó con éxito solucionando las irregularidades temporales que, bien por desconocimiento o bien por descuido, suelen encontrarse en textos dedicados a viajeros en el tiempo.Y confieso que estaba preparada para anotar las incongruencias temporales que pudieran aparecer en la novela y que, de hecho, se materializan en favor de la emoción. No obstante, no hubo ocasión de apuntar en mi libreta, porque, aunque Tess la lía parda cada dos por tres intentando provocar a Hugh, Bell termina explicando cada cuestión.
No quiero finalizar esta reseña sin mencionar el aspecto del texto que más me ha gustado. Estoy hablando de los motivos ambientales de la narración antes mencionados. Estos se apoyan en las seis grandes obras de Jane Austen, en las adaptaciones a la Gran Pantalla y televisivas, y en algunos retellings contemporáneos de las mismas. Bell, como gran admiradora de Austen, los introduce con chispa y lucidez, provocando la sonrisa y complicidad del lector. Tan sólo quiero poner una objeción a ciertas palabras escritas por Madeline Bell en la novela, en mi opinión,Tess, la heroína de esta narración, tiene mucha más gracia que Dakota Johnson en Persuasión 2020.
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Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, he de decir que esta no es una novela de romántica histórica, si bien parte de la trama se desarrolla en la época de la Regencia. Es mucho más una novela de romántica contemporánea.
Aquí, también he de decir que, si bien La abadía de Northanger tiene un peso bastante grande en la novela, la realidad es que, toda ella en sí es un homenaje a Jane Austen y por eso, hay numerosas alusiones y referencias a todas las novelas que ella escribió. Aunque, por la dinámica que tienen los protagonistas, son dos; Orgullo y Prejuicio y Sentido y Sensibilidad las que mejor se aprecian.
En esta novela vamos a conocer cómo Tess y Hugh dejan sus orgullos y prejuicios a un lado y se dan cuenta de lo erróneos que ambos son. Y sobre todo, que en las distancias cortas es cuando realmente se conoce a una persona. De ahí que antes de emitir cualquier tipo de opinión o juicio hacia los demás, debemos escuchar todas las versiones de la historia y solo ahí formarnos nuestra propia versión de los hechos.
Un aspecto que queda muy bien desarrollado con el hecho de que ambos son actores más o menos famosos. Y por eso, en más de un caso, ellos representan un rol o un papel que para nada se corresponde con la realidad. Amén de que en otros muchos casos, determinado personaje les come sus propias vidas cotidianas. Y por ahí, la fama asociada al mismo, buena o mala, es lo que provoca esas consideraciones erróneas.
Pero, por eso, tenemos que tener bien presente que los famosos, antes que nada son personas. Y por eso, tienen derecho también a su intimidad. Y nosotros, a su vez, tenemos que aprender mejor a respetarla. Y de ahí que por eso, la realidad dista mucho de la ficción una vez se descubre. E incluso puede llevar a que la gente quede descontenta al descubrirlo.
Porque idealizar, sea a una persona o aun tema, nunca conlleva nada bueno. Porque al hacerlo, lo que de manera inconsciente estamos haciendo es convertirles en perfectos. Cuando la perfección no existe. Y ahí es donde aparece el problema, porque tratar de perseguirla constantemente lo que termina por provocar es que nos sintamos tristes por el tiempo perdido y sobre todo, infelices al no conseguir el objetivo marcado.
Un ejemplo que ha quedado muy bien reflejado en el encuentro de Tess con Jane, con la que desde luego que más de uno o una se puede sentir identificado. Porque, nos ponemos tan nerviosos y sentimos tantas cosas a la vez que no sabemos gestionarlo todo lo bien que querríamos.
En esta historia además, nos encontraremos de que es una historia de amor de opuestos que en realidad no lo son tanto y sobre todo, que en ambos casos, las circunstancias en las que han sido criados tienen un profundo impacto en su personalidad y carácter. Hasta el punto de explicar bien, por qué son como son y reaccionan del modo en que lo hacen ante determinadas situaciones y estímulos.
Así por ejemplo, es la especial relación que Tess tiene con su madre lo que también la ha convertido en una austenita empedernida y por eso, luche por ese papel con uña y dientes. Pero es esta relación también con ella la que permite desarrollar la poca paciencia y doble moral que tiene la sociedad con los famosos y sobre todo, con las mujeres. Con unos niveles de exigencia fuera del alcance de muchos.
Y la gestión del duelo se hace de manera individual, ni mejor ni peor. Adaptada a nosotros mismos. Por eso, todos deberían haber sido más comprensibles con ella, o siquiera acercarse y preguntarle qué tal estaba, ya que estaba claro que necesitaba una mano y una voz amiga que la ayudase en tan duro trance. Por eso lo que comentaba de la exigencia de la mujer. Más en el mundo del espectáculo porque, no solo tenemos que mantenernos perfectas físicamente hablando. También tenemos que ser comedidas y recuperarnos muy rápidamente de todo aquello que nos cause daño o nos haga sufrir.
Así que a posteriori, la comparativa de la situación de Tess contemporánea y de ella como viuda, con las pocas opciones que tiene en sus circunstancias me ha parecido de lo más interesante. Y sobre todo, demuestra que aunque puede que el tiempo haya pasado y la situación de la mujer haya mejorado, la realidad es que aún queda un largo camino por recorrer.
Y en cuanto a Hugh, he de decir que es un digno espécimen de la flema británica, la cual es difícil de entender fuera del ambiente de Inglaterra. De ahí que haya sido en mi caso, un protagonista complicado de entender o de empatizar con él. Sobre todo porque, ella estaba bien dispuesta a trazar relaciones y estrechar lazos en aras de que todo saliera bien. Y él, o bien la menospreciaba o bien directamente, se negaba a conocerla mejor.
Pero, como los opuestos se atraen, la chispa entre ellos salta desde el principio. Y en este caso es literal, porque esa misma chispa es la que les hace viajar a la Regencia y convertirse, literalmente, en la compañía de la travesía llamada vida.
Aunque, he de decir que, lo que más me ha gustado de su charada histórica es que, a pesar del horrible punto de partida, no les queda de otra que estrechar lazos, a base de la comunicación. Dando así el poder que las palabras realmente tienen. Porque, incluso cuando se dicen sin pensar o creyendo que es con muy buena intención… la realidad es que terminan por hacer mucho daño.
Por eso es que les tenemos tanto miedo. Y sin embargo, hay que hablar, de todo y con todo el mundo. Especialmente de aquellos temas que son más espinosos, peliagudos o dolorosos. Porque al no hacerlo, las consecuencias pueden ser peores y sobre todo, si no hablamos, no ponemos en práctica la comunicación y por eso, estamos muy cómodos en nuestra zona de confort sin ser consciente del mal o del daño provocado.
Aspecto del cual al final sí que me ha gustado Hugh, porque lo desarrolla muy bien y sobre todo, porque sabe y es consciente de lo que hace mal. De ahí que intenta mejorar. Aparte de que, también indica muy bien que el amor se compone de acciones, pero también de hechos. Y aunque sus hechos son indiscutibles, no pueden ser única y exclusivamente los que sustenten una relación. Ha de haber equidad.
Porque si no hay equilibrio, no hay confianza y si no hay confianza, no hay comunicación… abocando así al desastre todo.
Y sobre todo, porque todas las historias de amor presentes en nuestras vidas son importantes. Porque el amor evoluciona, al igual que lo hace el ser humano. Y que si bien, el impacto de los primeros amores en nuestras vidas es indiscutible, la realidad es que, no debemos usarla como vara de medir o de comparativa para el resto de relaciones a posteriori en nuestras vidas. Porque es erróneo y porque así también sin ser conscientes de ese hecho, continuamos a darles un poder sobre nosotros que ya no deberían tener.
De ahí que haya disfrutado tanto del romance en época de la Regencia, perfectamente combinado con los toques modernos del par, que no pueden negar quiénes son en realidad. Y sobre todo, lo que más me ha gustado es que ellos mismos han demostrado que toda mentira tiene su parte de verdad. Así que no hay que menospreciarla o hacerla de menos… porque el amor nunca es un juego. Y tampoco se puede fingir.
Y porque el amor también consiste en el hecho de que encontremos a la persona que nos devuelva la chispa y que saque la mejor versión de nosotros mismos. Así sí que será un verdadero viaje.
Eso sí, he de decir que, me ha parecido un tanto precipitado ese final que posee y que me hubiera gustado algo de más profundidad en el desarrollo de los hechos. ¡Larga vida a Gretna Green!
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Laurel lee y escribe en Instagram. Reseña completa: https://www.instagram.com/p/DQ9aAitCJEI/?utm_source=ig_web_copy_link&igsh=MzRlODBiNWFlZA%3D%3D
En esta novela romántica se rinde un homenaje a Jane Austen y al impacto que tuvo y tiene en la literatura. Así que si eres janeite o austenita, es completamente para ti. Sobre todo, porque todo parte con la adaptación cinematográfica de una de sus obras, La abadía de Northanger. Aunque, las alusiones y referencias a las obras de Jane no faltarán.
No es una novela romántica histórica, sino que se trata de una comedia romántica donde parte de la trama sí que se desarrolla en ese momento histórico.
Vamos a acompañar a Tess y Hugh en sus respectivos viajes de autoconocimiento y autodescubrimiento literal, pero además cómo dejan sus orgullos y prejuicios a un lado y se dan cuenta de lo parecidos que son. Porque es solo en las distancias cortas cuando se conoce a otra persona y por eso, siempre nos vendrá bien formarnos nuestra propia opinión al respecto de todo… Porque nos daremos cuenta de cuán equivocados estábamos.
Pero sobre todo, aprendemos que personaje y persona son cosas diferentes y por eso, hay que saber separarlos. Y sobre todo, que ellos también son personas y merecen tener respeto a su intimidad.
De ahí que también tengamos que recordar que no debemos idealizar a nadie porque así los convertiremos en perfectos. Y esa no existe, como bien queda demostrado en el encuentro entre Jane y Tess. Y en mi caso, el cameo de la escritora ha sido una de mis partes preferidas de la historia.
Junto a ello, como ya mencioné, es una historia de amor donde, he de confesar que inicialmente no entendí a Hugh y su modo de actuar. Aunque, de nuevo, la autora demuestra que, las circunstancias en las que nos crían tienen un profundo impacto en nuestra personalidad y carácter.
Eso sí, por eso he sentido que, desde el principio la pareja estaba en algo descompensada ya que ella sí que siempre estuvo al cien por cien. Eso sí, como los opuestos se atraen… La chispa (literal) salta entre ellos… Con consecuencias imprevisibles para ambos.
Porque no podemos negarnos a la llegada de nuevas personas en nuestras vidas y tampoco intentar saber lo importante que serán. De este par y su charada histórica de regencia lo que destacó es que, de un modo original, han puesto de relieve el valor de la comunicación y cómo en la pareja han de ir todos a una si queremos que sobreviva en el tiempo. De ahí el miedo a hablar, aunque a la larga tenemos que ponerla en práctica. Antes de que las consecuencias sean inevitables. Más que nada porque, a veces incluso aunque pronunciadas sin querer causar daño, terminan por hacerlo. Y un segundo aspecto que recuerda este par con este viaje es que el amor evoluciona y se adapta a nuestras propias circunstancias vitales. Y por eso, aunque los primeros amores son importantes, no se han de usar como vara de medir para los que llegan a posteriori. Porque todos lo son. Y por eso, si encontramos a la persona que nos devuelva la confianza en el sentimiento y la chispa a nuestra vida, ahí sí que será un verdadero viaje.